¿Estás realmente preparado para ser tu propio jefe?

Muchas veces, cuando queremos independizarnos y emprender, la frase más común es: “Quiero ser mi propio jefe” pero, ¿realmente sabemos lo que eso significa?

Generalmente la idea de convertirnos en “jefe” nace de una aspiración vinculada a la libertad, la comodidad y la riqueza, y es posible que la idea de “por fin voy a hacer lo que yo quiera” nos aleje de lo que realmente implica emprender.

Ser tu propio jefe se parece un poco al deseo de ser adultos cuando somos niños, porque vemos que los adultos hacen lo que quieren y tienen el control de su vida. Sin embargo, los adultos sabemos que no es tan así. Ser líder de un emprendimiento implica tomar decisiones importantes todos los días, todo el tiempo, a corto y largo plazo, lidiar con inconvenientes, trabajar mucho y exigirle a los demás un ritmo de trabajo, todo eso al tiempo que evitas convertirte en el estereotipo de jefe del que quisiste escapar.

No queremos asustarte, no es sencillo ni cómodo, implica un cambio en tus hábitos, en tu forma de vincularte, mucha disciplina, autocontrol y buen manejo de tus tiempos. Cuando diriges tu emprendimiento, eres tú mismo quien abre el camino y eso, al comienzo, genera vértigo. 

Si estás pensando en emprender te aconsejamos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

1. La libertad y la responsabilidad deben ir de la mano, en su justa medida. Ser tu propio jefe no es más o menos fácil que un trabajo tradicional, tienes mucha responsabilidad, pero también tienes grandes recompensas y mucha libertad de acción.

2. Es muy importante que aprendas a ordenarte y optimizar tu propio tiempo. Quienes hemos trabajado en oficinas con horarios rígidos, nos acostumbramos a que nos digan qué, cómo y en qué horarios cumplir con nuestras tareas. Al  independizarnos no sólo desaparece la presión de llegar en horario a la oficina y responder a una cadena de personas, sino que también desaparece cierta estructura.

3. Es tu empresa, tu marca y tu reputación, para bien y para mal. Cuando trabajas para una empresa estás limitado en la toma de decisiones, pero también resguardado en la responsabilidad cuando algo sale mal. Si eres tu propio jefe no hay sectores responsables más que tú mismo, todo cae sobre ti y debes resolverlo porque se ponen en juego tu dinero, tu proyecto y tu nombre.

4. Tienes que convertirte en un todólogo que comete errores para crecer y ser exitoso. Para emprender tienes que estar dispuesto a cometer muchos errores, mientras vas adquiriendo experiencia. Aunque sepamos que una sola persona no puede ser una empresa completa y perfecta, al principio te tocará cumplir con todos los roles y eso es algo a lo que hay que estar dispuesto.

5. Es necesario aprender a dirigir un equipo y relacionarte de una manera armoniosa con la gente que trabaja contigo. Estar a cargo de un equipo no es sólo dar órdenes y decir lo que tienen que hacer, es aprender a pensar en los otros de una manera diferente, entendiendo que las decisiones que tomes, no sólo te afectarán a ti.

El potencial humano de tu empresa es el cimiento de todo lo demás. Tendrás que descubrir el punto de equilibrio entre empatía y exigencia. Tú decides qué tipo de jefe quieres ser.

En RDM creemos que fortalecer nuestro equipo es pensar en el futuro de nuestra empresa. Es el reto que permite abrir nuestros horizontes.

Sabemos de primera mano que al principio puede sentirse difícil; por eso no hay nada más importante para cumplir tu objetivo que tus propias ganas de emprender. Eso y la confianza en ti mismo te llevarán al éxito.

Y tú, ¿estás preparado para ser tu propio jefe? ¿Tienes ganas de emprender?. Déjanos tus comentarios y cuéntanos tu experiencia,